lunes, 22 de septiembre de 2014

El fotógrafo - técnico



Cuántas veces habremos escuchado algunos de nosotros eso de "Tú que sabes de fotografía, mira qué le pasa a mi cámara" y de repente te endosan entre las manos, una compacta, de a saber qué marca, que les hace las fotos desenfocadas, o con un color raro, o con cualquier otra historia. A veces he pensado que deberíamos llevar un cartel que dijese "Fotógrafo, No Técnico" porque debe ser que hay quien piensa que tenemos todos los libros de instrucciones de todas las cámaras metidos en el cerebro, y te ponen en la tesitura de solucionarles un problema, que probablemente les pase por tocar dónde no deben. 

Y sin comerlo ni beberlo, ahí estás tú, indagando en las opciones del menú de la cámara de esa persona, viendo qué valores han tocado para que esa cámara haga las fotos azules, o salgan faltas de luz... O intentando explicarle a esa persona, que su cámara, de noche, sin un trípode o un buen pulso, no da para más. 

Eso en el mejor de los casos. Los hay que pretenden que con un móvil de 2 megapíxel les hagas de repente la foto del año "porque tú sabes de fotografía" o te sepas el menú del mismo para ponerle a punto los niveles. 

Incluso hay quien se piensa que eres informático y de golpe te ponen en el compromiso de saber que le pasa a su ordenador...

De momento, acabo mi serie de entradas sobre estos temas fotográficos. Espero que os hayan servido de algo, o si no, que al menos, hayáis sonreído, porque algunas cosas, parecen de monólogo.

martes, 16 de septiembre de 2014

Con esa cámara...

¡Con ese bisturí también opero yo! Me imagino la cara de mi hermana y sus colegas cirujanos si alguien se le ocurriera decirles esa frase. Pues con la fotografía pasa y es otro punto que quería abordar. Y es que una empieza a estar harta de escuchar eso de "con esa cámara normal que te salgan tan bien las fotos" o "es que con mi cámara no puedo hacer las fotos que tú haces" Os juro que muchas veces me han entrado ganas de soltar la cámara y dejársela a quien me decía esas palabras, si no fuera por el cariño que le tengo... 

Partamos de la base que la mayoría de personas no lo hace con mala intención. Pero, en un momento, te tiran por tierra tus conocimientos, tus quebraderos de cabeza buscando encuadres, tus horas de aprendizaje "friki" en foros de internet...


Y es que el hábito no hace al monje. Estamos de acuerdo que un buen equipo, con su cuerpo de réflex decente, sus lentes que te han costado X y otras tantas cosas, te darán siempre más calidad que una compacta o un móvil. Por supuesto. Y te permitirán "jugar" más con luces y sombras. Pero una cámara, por muy buena que sea, no te va a encuadrar sola. Ni va a medir la luz que necesitas en cada momento sola. Ni el ISO. Ni la velocidad de obturación (aunque es cierto que cada vez disparan mejor en automático, pero para eso no me compro una cámara con ese coste) 


Ese "ojo fotográfico" del que tantas veces hablo con mis amigos, es lo que hace que a cada uno que empuña una cámara, se le caracterice por algo especial. El estar disfrutando de un día de campo y de repente ver algo, y "pensar en modo foto" o estar en ese lugar que te encanta y sentir que te falta algo si no tienes nada con que poder inmortalizar el momento. Y es que los que tenemos réflex, no vamos siempre con ellas cargadas a las espaldas (aunque os resulte extraño) pero si que es inevitable ir paseando por la calle y "ver una foto" 

Para muestra un botón. Estas 3 fotografías ya os las he enseñado otras veces. En ninguno de estos momentos tenía mi réflex conmigo. Pero si mi inseparable compacta, la que procuro llevar siempre conmigo. 


Lógicamente, no tendrán la misma calidad que las de la réflex. Pero el ojo que está tras el visor es exactamente el mismo. Con esto, simplemente quiero decir, que no por tener una buena cámara ya eres fotógrafo. Eso debe ir siempre acompañado de unos conocimientos. Y por supuesto, debes molestarte en conocer y estudiar tu cámara. Comprarse una "cámara de las grandes" para disparar en automático es una auténtica aberración.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Valorar el trabajo

He mantenido varias veces esta conversación con alguien. Esta mañana mismo, era la última de ellas con uno de mis mejores amigos. Incluso creo que también he escrito alguna vez sobre el tema por aquí. Pero quizá, hasta hace relativamente poco tiempo, no me di realmente cuenta de que si no valoraba yo mi trabajo, no lo haría nadie. Y decidí echar el freno. 

Hasta hace un par de años, quizás la fotografía cofrade, me llenaba bastante, y además, la complementaba con otro tipo de fotografía. Pero como habréis observado los que me conocéis, cada vez son más escasas mis fotografías de este tipo, tanto en blogs, como en redes sociales, como en webs...Simplemente, dejé de disfrutar con ella, y empecé a aburrirme. Tal vez por los sinsabores de ese mundillo, o tal vez, por la monotonía de ver siempre las cosas más o menos igual. El caso, es que el día que empecé a ver como una obligación el acercarme a tal o cual iglesia, y dejé de tener ilusión, decidí que había llegado el momento de dejarla a un lado y realizar reportajes de temas que realmente me llenaran, o al menos, en los que mi trabajo se viera compensado.

Porque no olvidemos, que si, es un trabajo, aunque a la mayoría os cueste verlo así, y pensáis solo en la fotografía como afición. Algunos nos hemos molestado en aprender, en tener un título, unos conocimientos, por no hablar del dineral que se va en material. ¿Alguien ha pensado alguna vez en el tiempo de vida que tiene un obturador? Pues cada vez que aprietas ese botón, estás restando vida a tu cámara. Suelen estar programadas para unos 100.000 disparos, ahora algo más. Cuando ese pequeño instrumento falla, el poner un obturador nuevo, no es barato precisamente. Y os lo cuento porque me pasó con mi antigua cámara no hace mucho. Mi querida 30 D se pasó la mayor parte de su vida, encuadrando cultos, salidas penitenciales, cambios de vestimentas de titulares... Nunca supe decir que no cuando me llamaba alguien para subirme a una escalera a realizar un reportaje de su titular, o del altar que habían montado con el motivo X. Hasta que se le paró lo que yo considero el corazón de la cámara. Por supuesto, hubo trasplante, y ahora "ha vuelto a nacer" jeje. 

Claro, que la culpa la tuve yo, y nadie más que yo. Al regalar mi tiempo, mi esfuerzo, mis horas de procesado, mis fotografías en cd a máxima resolución...Nadie valoraba de verdad ni se paraba a pensar, en todo el trabajo que llevaba detrás.Si no lo hacía yo... ¿Cómo lo iban a hacer los demás? No puedo culpar a nadie.


Pero llegó un día en el que me sentí demasiado cansada para todo esto, y decidí realizar este tipo de fotografías solo cuando a mi me apeteciera, o al menos, me compensara de alguna forma realizarlas. Entonces, para algunos quizás dejé de ser buena. Me cansé del "Qué buenas son tus fotografías, mientras sean gratis, para pagar un reportaje, ya llamamos a otro" Que por supuesto, nadie me lo dijo nunca, pero en todos estos años, he visto demasiadas cosas. Y yo, que siempre he ido con mis mejores intenciones, y he estado ahí cuando se me ha necesitado, sin poner una mala cara, sin pedir nada...Me he cansado de que se rían. Simplemente.

Y no solo en lo cofrade ocurre, ojo. Pasa en muchos ámbitos. Ahora todo el mundo es fotógrafo. Nos echamos las manos a la cabeza si alguien dice que es historiador, médico o profesor, si no tiene estudios sobre ello. Pero fotógrafo...fotógrafo puede ser todo el mundo. 

Están los fotógrafos de redes sociales, como instagram. Hago una foto normalita con el móvil (el día que con una cámara de fotos se pueda llamar por teléfono, quizás un móvil dará calidad en las instantáneas que tome) le aplico un par de filtros, y ¡zas! Fotaza

Luego están los que se compran una cámara medio buena, disparan en automático (y en algunos casos, mirando por la pantallita y no por el visor) y también son fotógrafos.


Si te pones a valorar económicamente el equipo, ves que te ha costado muchas horas de trabajo el poder tener algo decente en tus manos. Lentes, cuerpos, flashes, trípodes, filtros, mochilas, disparadores, grips, memorias...Y todo eso, sin contar el tiempo que le dedicas a aprender nuevas técnicas, o el que has dedicado en tal o cual reportaje. Porque no nos olvidemos, que no es solo apretar un botón, como he dicho, lleva mucho delante, durante, y detrás de apretar el disparador.

Luego hay otro tema que me mosquea soberanamente. Los concursos. Hay concursos en los que el premio es ¡Sacar tu fotografía en una portada o un cartel! Y yo me pregunto ¿dónde está el premio? Ojo, que todos hemos aceptado esto alguna que otra vez, por la ilusión que te hace al principio. Pero pensemoslo bien. Tú te molestas en realizar una buena fotografía. Buscar ese momento en el que el encuadre es especial. Medir la luz. Cargar a tus espaldas con tu equipo durante X horas. Descargarlas al ordenador. Procesarlas. Seleccionar las que te gusten. Ir al laboratorio a llevarlas para positivarlas. Volver a ir a recogerlas (contando con que estén bien de color y calidad y no tengas que volver a ir, que también pasa algunas veces) Prepararlas para el concurso en cuestión: comprar el soporte que te exijan (cartulina, paspartour, foam...) Romperte la cabeza buscando títulos o lemas. preparar sobres con datos, enviarlas...Y esperar al fallo. Y eso, sin contar la parte económica que te cuesta, que precisamente baratas no son las ampliaciones. Todo eso compensa para ver tu foto en un cartel o una portada? Eso si, en la mayoría de casos, la asociación organizadora, se hace con un pedazo de archivo fotográfico GRATIS, a costa tuya y de otros compañeros.

(Fotografía de Rubén Marín)

Pero esto no es lo peor de todo, amigos. Lo peor es cuando caminando por la calle, ves de lejos una foto que te suena en algún escaparate. Te acercas, y lo certificas: es tuya. Por supuesto, no va firmada, y mucho menos, te han avisado ni te han pedido permiso para sacarla en tal o cual cartel. Si, estas cosas pasan, lo se por experiencia. Y no solo en escaparates, hoy en día, internet es una gran herramienta, y por desgracia, también para este tipo de cosas. Cuántas veces me habré encontrado yo mis fotografías en páginas que ni sabía su existencia, con mi firma o logo fusilado, y en alguna ocasión, incluso, poniendo otro en su lugar, y atribuyéndose la autoría. Y hasta que no les pones las cosas claras, no cogen y las quitan, y en pocos casos dan una explicación, o publican que las fotografías eran tuyas.

Se que me he alargado quizás con el artículo, pero hacía tiempo que tenía ganas de escribirlo, y eran muchos los puntos que quería tratar. Si has llegado hasta aquí, gracias. Quizás ahora, cada vez que veas a alguien realizando fotografías, pienses en todo lo que lleva detrás. Y si te dedicas a la fotografía, sea del tipo que sea, seas más aficionado o más profesional, por favor, ¡valórate! Si no lo haces tú, nadie lo hará por ti.

jueves, 4 de septiembre de 2014

¿Y ahora qué?


Llevo tiempo pensando en lo abandonado que tengo esto, en sobre qué escribir...Pero esta es la entrada que nunca me hubiera gustado hacer.

Aún ni me lo creo, pero ya no estás. Te has ido así, de repente, sin esperarlo, sin hacer ruido, igual que cuando llegaste. Te has marchado dejándonos un vacío inmenso y que nunca podremos reemplazar. Te has llevado un cariño que no puedo ni describir, y nos has dado tanto amor, que no nos cabe en el corazón. 

Mi pequeño Polo...Ahora te lloro sin ser aún consciente de que ya no volverás a darme en la pierna con tu patita para llamar mi atención. Que ya no volverás a mordisquear mis zapatos, ni a salir corriendo hacia mi cuando te llame. Que no me pedirás un trocito de pan duro, cada noche. Y sobretodo, que ya no volverás a dormirte entre mis brazos, con tu cabecita apoyada sobre mi, ni me volverás a dar más besitos para decirme que me quieres...Porque a ti no te hacían falta palabras.

Y es que...has sido mi amigo más fiel y noble. El que ha sacado lo mejor de mi, incluso en mis peores días. El que me ha querido sin condiciones, sin juzgarme, sin enfadarse nunca. El que me recibía siempre con alegría, haciéndome sonreír. El que me ha dado todo sin esperar nada a cambio, solo unas caricias, y un ratito de juego. Mi punto débil y el más fuerte. Has sido tú quién me has enseñado los verdaderos valores de la vida: la nobleza, la fidelidad, el amor, la bondad... Cosas de las que muchos humanos carecen, por eso te querré por encima de muchos de ellos. Más allá de razones. 

Mi pequeño Polo, la vida está muy mal diseñada, porque siempre os vais los más buenos. Será que este mundo es muy poco para tanta nobleza. 

Ahora son días raros. De buscarte y no encontrarte. De escaparse tu nombre entre los labios sin querer. De instantes en los que creo que aún estás... Y también de darse cuenta de los que nos quieren y han sabido siempre lo importante que has sido para nosotros, de los que nos hacen desconectar en estos momentos tan difíciles. De los que tienen una sensibilidad especial de la que otros carecen. De reconfortarse y desilusionarse...Porque si, en este mundo tan escaso de la nobleza que tu derramabas, nunca dejas de esperar de quien no debes...

Gracias por todos estos años de cariño y buenos momentos que nos has dado. Gracias por hacernos mejores personas, por querernos sin condiciones, por alegrarnos cada día. GRACIAS POR HACERNOS FELICES. TE QUEREMOS.