domingo, 10 de octubre de 2010

Juegos de Mesa




Recuerdo cuando éramos pequeñas una época en la que mi padre se empeñaba en jugar todas las tardes al dominó con nosotras. La verdad es que compartiamos muy buenos momentos.
También recuerdo la cantidad de juegos de mesa que hemos coleccionado entre mi hermana y yo. Nos encantaban. Mi tía todos los años nos regalaba uno por reyes. Y mi hermana y yo nos pasábamos horas muertas jugando, especialmente, en días de domingo cómo el de hoy, lluviosos y grises. Entonces no había ordenadores, ni wiis, ni plays, ni siquiera dvd´s ni usb. Todo eso era un mundo desconocido.
Mi juego preferido era el quién es quién. El de Soraya, Operación (creo que ahí empezó su vocación,jeje) También pasábamos largas horas jugando al monopoli, ahi si que se picaba Soraya. ¡Quería comprar todo! Hasta que se arruinaba, claro. Lo que nunca recuerdo es haber acabado un monopoli, jejeje.
Con mi abuela y mis tías son innumerables los parchís que hemos jugado. Por supuesto, yo siempre me pedía las fichas rojas. Creo que mi abuela es la mejor jugadora de parchís del mundo, ¡se las sabía todas! Aún hoy, a sus 81 años, sigue ganando a mis primillos cada vez que juegan.
La oca me encantaba, aunque era díficil acabarla entera también. Después llegaron otros entrañables juegos, como el pictionari, que con mi torpeza dibujando me desenvolvía bastante bien. El tabú también vino más tarde para traernos nuevas tardes de ver la lluvia de otra manera.
Y uno que le encantaba a mi tía, y al que de vez en cuando sigo jugando, es el Scrable. Tardes enteras de verano en el campo hemos pasado jugando a el.
Cómo olvidar el mítico tragabolas, las 3 en raya o el hundir la flota... Todos ellos, nos han hecho pasar tardes divertidas, entrañables. Ahora ya sólo nos acordamos de ellos los nostálgicos. Una lástima que la tecnología nos haya robado esta parte de nosotros, que nos hizo pasar tan buenos momentos.

2 comentarios:

Soraya SMolero dijo...

Jejeje, que quede claro que yo nunca jamás perdí al monopoli, porque como lo compraba todo arruinaba a todos los que jugaban contra mí. Y por cierto, nosotras jugábamos al superpoli, no al monopoli, que éramos de presupuesto humilde... Lo que es indiscutible es la yaya imbencible en el parchís, o las trampas de papá jugando al ajedrez, vaya zapatos... En fin, deberíamos recuperar las cosas buenas de la vida...

La_Crivi dijo...

jejej, es verdad, el superpoly que era más que el monopoli! jaja. Aun lo tengo guardado. Tu eras un ansia comprando hasta la cárcel si podías, jajaja. Al ajedrez yo no llegué a jugar, me quedé en las damas.
Que recuerdos, si que deberíamos recuperar todo eso. Y en entrañable trivial que se me olvidó poner...