lunes, 27 de febrero de 2012

De medallas y medallones...


La primera vez que vi un medallón de pertiguero pensé si el muchacho en cuestión que lo portaba, no acabaría con un esguince cervical de lo que debería pesar. Se me hacía raro, supongo que como todo lo que ves por primera vez. Hoy, no concibo a un pertiguero sin el medallón, me parece que "le falta algo"

En nuestra semana santa, son pocos los medallones de este estilo que podemos ver durante los siete días de gloria que la abarcan. En cambio, si que podemos ver durante los 365 días del año a muchos pertigueros de medallón enorme colgados de sus cuellos. 

Hay algunos medallones que ya no tienen hueco para más orfebrería labrada, aun habiéndolos encargado en poco tiempo. Y otros en los que el cordón se les empieza a resquebrajar del peso que soportan. Y es que, en este mundillo, gusta mucho colgarse medallones, que se vean y luzcan bien, y pregonar a todo el mundo que somos pertigueros de... no se sabe bien qué.

La figura de la que os hablo, suele sacar pecho a menudo para lucir bien su medallón. Le gusta llevar la pértiga o vara de mando y tener a unos cuantos súbditos a sus órdenes. No suele mancharse las manos encendiendo los codales, para eso, ya están los servidores. Ni suele preocuparse de tener preparado el ropón, ya habrá quien se lo prepare. Pero le gusta engominarse a menudo, y lucir sus dotes mandatarias.

El pertiguero de medallón siente necesidad continua de pregonar lo que es. No importa que el trabajo sea del cuerpo de acólitos entero, se lo atribuirá como propio. Para eso es el que tiene la vara de mando o pértiga. No sabe bien cuando debe mandar avanzar o parar. Pero es lo de menos. Un día le señalaron para llevar esa pértiga y tiene que dar los dos golpes en el suelo fuertes, rotundos, para hacer saber quien manda. No vaya a ser que el cuerpo de acólitos se le descuadre. 

Tampoco sabe bien la distancia que tiene que mantener respecto al paso. Qué importa eso, si lo principal es que se vea bien el medallón, que para eso nos hemos encargado de labrarlo y dejarlo reluciente. 

Pertigueros de medallón todo el año, de mirada altiva y paso altanero...

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