sábado, 4 de agosto de 2012

La Realidad





Soy más de atardeceres que de amaneceres. Me gustan los tintes cálidos que nos dejan las pinceladas de los últimos minutos de sol antes de dar paso a la misteriosa luna. 

Para el sol no hay secretos. Es indiscreto, meticuloso. Nos saca a relucir a su antojo, nos sorprende cuando menos lo esperamos.

El sol es poderoso. Juega a esconderse entre las nubes a veces, en ocasiones, durante días enteros, quizás para despistarnos.




Nos moldea con su luz, nos hace brillar o ensombrecer. Lo vemos jugar incluso con el mismo cielo, tiñéndolo de colores según le apetezca. A veces, anaranjado, otras con tintes rosas, otras quiere estar más distante, quizás emular a la luna, y nos deja tintes más fríos, más azulados.

La Realidad...



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