Soy más de atardeceres que de amaneceres. Me gustan los tintes cálidos que nos dejan las pinceladas de los últimos minutos de sol antes de dar paso a la misteriosa luna.
Para el sol no hay secretos. Es indiscreto, meticuloso. Nos saca a relucir a su antojo, nos sorprende cuando menos lo esperamos.
El sol es poderoso. Juega a esconderse entre las nubes a veces, en ocasiones, durante días enteros, quizás para despistarnos.
Nos moldea con su luz, nos hace brillar o ensombrecer. Lo vemos jugar incluso con el mismo cielo, tiñéndolo de colores según le apetezca. A veces, anaranjado, otras con tintes rosas, otras quiere estar más distante, quizás emular a la luna, y nos deja tintes más fríos, más azulados.
La Realidad...
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