martes, 2 de junio de 2015

Mayo, con su Luz...y su sombra

Llegó mayo, y con él una primavera que estallaba en todo su esplendor. Campos teñidos de color y de Luz, y llenos de nuevo de aves que ponen la mejor de las melodías.

Personalmente, ha sido una época sin tiempo para apenas nada, por eso mis entradas vuelven a prolongarse en el tiempo, os pido perdón, pero también os doy las gracias a todos los que habéis (y estáis) confiando en mi, por haberme llenado la agenda completa de aquella pasión que es más que un trabajo, pues sin ella no entiendo la vida. Comuniones, bodas, pre-bodas, reportajes sociales... Intentando arañar unas horas para también hacer eterna esa Luz de Primavera que tanto me gusta. Y de todo esto, prometo hablaros pronto.

Pero como toda Luz, también tiene sus sombras. Mayo se fue, y con él, quizás algunos más de los recuerdos. Te volviste tan frágil como una amapola, que se ha bastado de sus pétalos para luchar entre espinas de mil cardos, pero a la vez, va viendo como se caen sobre la aridez del terreno.

Delicada y suave como la seda de la que parece que están hechos y sin comprender el por qué estás dónde estás, ni tan siquiera saber a ciencia cierta cuál es tu lugar. Rodeada siempre de los tuyos y no hay momento en el que no te hayas sentido sola. Y es que eso es la soledad...



Ya ni recuerdo la última risa, porque las lágrimas se han encargado de regar esa soledad de la que tu corazón es preso. Se te ha apagado el brillo de tu mirada y no entiendes qué pasa a tu alrededor.

Cada día te hemos regado con todo el amor con el que se cuidan las más delicadas flores, incluso cantándote para que resplandecieras de nuevo, sobretodo aquella fuente de la que has bebido todo este tiempo, de la que te has alimentado y tanto has dependido de ella. 

Pero la tormenta estalló con más fuerza, haciendo caer algunos más de tus pétalos. Y no ha habido canciones que te alegraran, ni mimos que comprendieras.

Ahora vas a un nuevo jardín, dónde serás de nuevo la más bella flor. Te cuidarán a cada momento, y nosotros seguiremos regándote cada día. Aunque luego no recuerdes si lo hemos hecho. Aunque sigas sin comprender el por qué de cada gesto. Aunque tu cabeza y tu corazón estén en guerra constante, no habrá quien te haga sombra.

No quiero ver caer más pétalos...Déjanos seguir regándote y dándote la Luz que salgas de esa maldita oscuridad. 

Déjanos seguir parando la tormenta...


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