lunes, 8 de febrero de 2016

Aprendiendo

Pasa más tiempo del que me gustaría entre entrada y entrada. Esta vez, incluso hemos cambiado de año y ni si quiera hice balance del anterior ni os conté los nuevos sueños.

La verdad es que 2015 ha sido un buen año, especialmente, a nivel profesional, dónde he crecido mucho, y aún así me sigo considerando una humilde aprendiz, intentando cada día tomar apuntes de los mejores maestros en este arte de pintar la luz.

A lo largo de la vida, vamos tomando nuestros referentes en muchos campos, nuestros gustos cambian, y con ellos, nuestra forma de ver las cosas. De mirar. De observar. Lo que antes nos parecía maravilloso, ahora ya no tanto, y en muchas ocasiones, al contrario. Ves la belleza en lugares en los que nunca antes te habían llamado la atención. La mente se abre, y aprendes, sobretodo, aprendes.

En lo personal, también cambiaron cosas. Y aún no creo que se fuera para siempre aquel que formó parte tan importante en mi infancia, alguien que a pesar de lo mal que le estaba tratando la vida, siempre tenía una sonrisa. Y así es como lo recuerdo. No quiero hablar mucho del tema, porque jamás pensé que esa maldita historia se volviera a repetir cerca mía. Y ahora, que ha llegado un nuevo febrero, se que en algún lugar tengo dibujadas un par de sonrisas que me llenan de Paz.

Se abrió el nuevo año, y con él, nuevas ilusiones, proyectos, metas, sueños. La verdad es que no pudo comenzar mejor, con una de esas historias de amor que piensas que sólo ocurren en las películas, y nosotros tuvimos la suerte de formar parte de ella, capturando toda la Luz que desprenden las personas cuando se quieren. Cuando con una mirada se dicen tantas cosas sin hablar. Cuando las sonrisas son cómplices.

Y aquí estoy, embarcada de nuevo en un puñado de proyectos, dando las gracias a la vida, que aunque a veces es muy perra, otras nos llena el alma. Gracias a todos los que confiáis en mi Luz para escribir vuestras bellas historias. Y a los que me hacéis crecer cada día.


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