miércoles, 8 de octubre de 2008

Otra de campo

Cuando alguien capaz de transmitir sus propios sentimientos por el brillo de sus ojos cuando te cuenta las cosas que le gustan, sientes que te contagia sus ilusiones con esa magia. A mi tío Fabi le pasa esto. Le encanta la naturaleza, el campo, la caza...siempre le ha entusiasmado todo esto. Esta deseando todo el año que lleguen esos domingos fríos con apenas un rayito de sol para levantarse al alba y andar durante horas por el campo, para, con suerte, conseguir alguna "pieza" como dicen en el argot cazador.
Tal vez si preguntaramos a mucha de la gente que lo conoce cuál es la imagen que tienen de el, todos responderían lo mismo: con su chaleco verde, su camisa de cuadros y su boina y pantalanes de pana. A pesar de ir de traje y corbata todos los días, todo el mundo lo recuerda así.
Aquí os dejo algunas fotos de VillaDiego, su lugar preferido para perderse y parar su mundo. Aquel día, contaba con entusiasmo cómo había repoblado aquella finca de encinas, el árbol autóctono manchego, todos los comederos y pequeñas lagunas que había hecho para que a las perdices y a los conejos no les faltara de nada, incluso, refugios para que se pudieran resguardar de las rapaces y del frío. Le encantan las perdices, esas escurridizas aves que tan díficiles son de fotografiar, y aquel día, tuvimos suerte, antes de que el cielo se cubriera del todo y empezara a caer la mundial.
También pudimos disfrutar de una magnífica exhibición de cetrería en campo abierto, su águila no voló ese día, pues el prefiere disfrutarla en solitario, sin un montón de gente alrededor, pero no se resistió a la tentación de coger el buho de un amigo, que no quitaba ojo a las rapaces que volaban en ese momento, tal vez, esperando su turno.



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