viernes, 28 de noviembre de 2008

Sabor añejo

Qué decir de la persona más importante de mi vida, aquella a la que le debo tanto...tanto no, TODO, le debo toda una vida, y ni con toda la eternidad del mundo podría pagarle todo lo que ha hecho por mi y por toda la familia durante toda su vida, sacrificandose tanto, desviviendose a cada momento por cada uno de nosotros. Es el pilar fundamental en el que se basa toda esta familia.
Mi Yaya, la persona más generosa, noble y buena del mundo. A veces pienso en si pensará en ella misma alguna vez. Es difícil no imaginarla con su dedal, su aguja o su amada máquina de coser que conserva desde hace unos 40 años. Su otra pasión, después de la familia, es la costura, después de tirarse toda una vida haciéndolo en el Hospital de Alarcos, ahora no puede estar 2 días seguidos sin coger la aguja, y claro, nosotros encantados. Nunca ninguna niña del cole tenía vestidos iguales que yo, nunca tuve que comprar una túnica para salir con mi hermandad, aquella en la que estoy desde los 8 años gracias a ella que me inculcó el amor a Dios y a mi Santísima Virgen de la Misericordia, y a día de hoy, nadie lleva mis mismas camisas, faldas o vestidos.
A ella le debo todo: mi educación, mi fe cristiana, mi "amor monárquico", mi ilusión por las cosas...MI VIDA.Ni con una infinidad de palabras sería capaz jamás de expresar todo lo que la quiero.
Por eso, Yaya, hoy desde este rinconcito de sueños que tengo en internet, que quizás veas algún día, hoy te regalo estas fotos y palabras. Porque la palabra GRACIAS, se queda tan pequeña...
TE QUIERO CON TODA MI ALMA.








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