sábado, 31 de octubre de 2009

Mudanza




Pues por fin ha llegado la hora... Sólo nos queda un día más en la casa dónde he vivido practicamente toda mi vida, excepto mi infancia, que la pase con mi Yaya y mis tías.

La verdad es que si hubiera sido por mi, no nos iríamos, más que nada por no ver a mi padre agobiado como lo estoy viendo, pero... bueno, al menos parece que le hace ilusión esto. Ojalá también pueda empezar a disfrutar de la vida, saber lo que es salir a cenar un día, irse de vacaciones sin preocuparse de nada más...


Ahora todos mis recuerdos están empaquetados o amontados en un armario nuevo. Toda la casa llena de cajas, y las paredes casi sin fotos o cuadros ya, que es lo que más pena me ha dado quitar. Ahora a una zona nueva, de momento, incomunicada del mundo, sin teléfono ni internet, sin autobuses... pero bueno, al fin y al cabo esto no es Madrid, sólo que ahora en vez de bajar a la calle y tener un pie en la plaza del pilar, me costará unos minutos más. Intentaré acostumbrarme, sobretodo los primeros meses que serán más duros por eso de la incomunicación, pero en fin...


Lo dicho, si necesitais algo, ya sabéis mi móvil :p

1 comentario:

Maria Jesus dijo...

la verdad cuando haces una mudanza aunque sea par bien (que siempre lo suelen ser) te entra una tristeza por todo el cuerpo dificil de explicar. De momento ves toda tu vida empaquetada y te parece mentira que todo lo tuyo quepa en unas cuantas cajas. A la larga olvidas esto, pero es una sensacion tan tan rara...
Animo y piensa que lujo vas a tener solo con la luz q entra en tu habitacion. Besos preciosa. M.Jesus