Si alguien ha heredado en todo su esplendor la bondad que desprende mi abuela, es sin duda, mi tía Laura. Paciente hasta la saciedad, luchadora nata, y sobretodo, comprensiva con todos. Desde pequeña me ha enseñado que todo se afronta mejor con una sonrisa, que por muy oscuro que veas las cosas, siempre brilla una Luz.
Siempre ha estado en todo y para todos. Aunque no comprenda a veces nuestras decisiones o nuestros actos. Jamás le he escuchado un reproche a nadie. Su particular sentido del humor, su paciencia, su saber escuchar, su capacidad de perdón...Es lo que le hacen especial, única. De esas personas que todos deberíamos tener en nuestra vida.
"Laurita" como llamamos cariñosamente a mi prima, a su vez, ha heredado de ella la capacidad de lucha, y sus ganas de enfrentarse al mundo. Es de las que no se rinden, de las que aprenden de los errores en su camino.
Siempre ha sido una niña muy particular, tal vez eso es lo que le haga especial, diferente. Revolucionaria desde la cuna, inconformista, luchando siempre y superando cada obstáculo que se le ha interpuesto.
Mi vida ha estado siempre llena de personas especiales, y hoy tenía ganas de dedicarles esta entrada. Porque tal vez ellas nos han comprendido siempre a todos, y los demás no hemos sabido hacerlo con ellas. Porque siempre tienen una sonrisa. Porque nos enseñan que la vida son mucho más que los problemas y sobretodo, porque son de las que demuestran que la vida, merece la pena.
Os quiero.
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