Sigo aquí, no en el lugar que yo hubiese querido, si no en el que tú has elegido para mi. No por apartarme sufro menos, créeme, nada más lejos de la realidad. No por no verte dejo de sentir tu dolor cómo mío, ni por no oírte sigo sin escuchar tus gritos de auxilio. Sigo en el mismo sitio, con el corazón encogido, con la incomprensión y la impotencia adueñándose de mi. Sigo echando de menos esas largas conversaciones, el contarte mis desvelos, mis alegrías y mis sueños. Echando en falta tu entusiasmo a veces agotador, tu impaciencia, tu sonrisa en la mirada. Incluso echo de menos los piques, las discusiones...Y las ganas de compartir cosas.
Sigo aquí, respetando tu voluntad, aunque sea tan contraria a la mía, aunque me duela, aunque sufra. Sigo esperando respuestas, buscando explicación a lo inexplicable, esperando verte pronto en cualquier rincón con la mirada perdida disfrutando de aquello que tanto te emociona. Sigo esperando que suene el teléfono y poder leerte de nuevo, escucharte. Sigo intentando callar el grito que nace de mi alma con sólo una pregunta.
Sigo aquí, buscando esa pizca de fe que debí dejar en alguna parte. Sigo navegando entre lo incomprensible, enfadada, con la rabia que da esa sensación de impotencia de no poder hacer absolutamente NADA. Simplemente estar...No dónde yo quiera, si no dónde tú escojas.
Y sigo echándote tanto de menos...
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