Querido 2013
Creí que nunca iba a llegar el momento de despedirnos, de decirnos adiós. Y mira que jamás me gustaron las despedidas, pero has sido tan cruel que hasta en eso me has cambiado.
Hoy me pongo, como cada vez que llegan estas fechas, frente a ti, para recordar, para analizar, pero sobretodo, para aprender. Aunque ha sido a buen seguro el año que menos he escrito en mis paraísos, quizás por estar demasiado tiempo en la sombra, faltos de Luz.
Jamás pensé que serías tan duro, aunque supongo que nadie piensa en ello. He ido cogiendo tus días según me han venido, algunos quedarán por siempre grabados en mi alma, otros simplemente, pasaron sin más.
Te has llevado mucho contigo, y lo peor no es eso, si no que ya nunca se podrán recuperar tantas de esas cosas... Aquel 22 de Febrero quedará como el más duro, cruel y difícil de los días vividos hasta ahora en mi vida. Contigo te llevaste a mi amigo del alma, a mi confidente, a uno de los pilares más importantes en mi vida. Aún sigo sin entender aquella sacudida tan violenta, y creo que jamás podré hacerlo. Me quedo con aquella última mirada, quizás porque ni siquiera sabía, ni imaginaba que sería la última. Pero no puedo evitar seguir echándole de menos cada noche, en conversaciones que duraban horas, ni cada atardecer, cuando la puesta de sol parece querer pintar su sonrisa... Le echo de menos cada día, en cada momento, pero hay algo que a pesar de todo, nunca nadie podrá llevarse. Y es que hay cosas que prevalecen más allá de la vida. Y él siempre estará, y seguirá dándome lecciones de entereza, de coraje y de fuerza, cómo solo los valientes saben hacerlo.
Aún cuando estaba intentando recuperar el aliento de este duro golpe, apenas dos meses después, me volviste a golpear con dureza. Esta vez te llevaste unos 20 años de recuerdos de un plumazo y además le robaste la sonrisa a la que ha sido y será otro de los pilares más fuertes de mi vida, si no el que más. Tampoco podré olvidar nunca aquel 30 de abril... No solo cambió su vida por completo, si no la de toda una familia. Adaptándonos como hemos ido pudiendo, como nos han venido las cosas, con nuestros más y nuestros menos, con nuestras diferencias, pero siempre, unidos. Porque si algo tengo claro, es que cada uno de nosotros, siempre, siempre, lo único que hemos querido para ella ha sido lo mejor. Y eso es lo positivo de todo esto.
Pero no sólo te has llevado contigo esto. Además, has arrancado mi esperanza, mi fe y mi ilusión. Lucho cada día por recuperarlas, por volver a ser "la que siempre sonríe" por no solamente seguir en pie, si no, por seguir caminando.
Y es que, querido 2013, no recordaba un año tan cruel como tú, tan largo, tan difícil... Pero también he de decirte, que me has dado la lección más increíble de vida que pudieran darme. Quizás ahora valoro cada minuto de mi tiempo mucho más. Quizás he aprendido a apreciar más los simples momentos, los pequeños gestos. No es que antes no lo hiciera, pero ahora son tesoros.
También me quedo con todos aquellos que han estado a mi lado en todos tus momentos crueles, los que me han sujetado cuando las fuerzas me impedían levantarme, los que me han prestado su hombro para que lo empapase con mis lágrimas, en el más literal de los sentidos, los que a pesar del tiempo, siguen preguntándome cada día cómo estoy, o qué tal se encuentran los míos. Y es que de todos es sabido, que cuando pasa una desgracia, los primeros días, todos se ponen la "medalla de amigo" pero no son todos los que prevalecen.
Esto es algo que siempre me ha molestado profundamente. Cuando recuerdo aquel trágico día, aún siento rabia de haber tenido que escuchar, leer o que me contaran, de aquellos versos vacíos, que solo buscaban un momento de aplauso fácil. Y aún me sigo preguntando, dónde estaban muchos de aquellos poetas venidos a más cuando él estaba postrado en la cama de un hospital, cuando me contaba que esta vez era diferente... Pero ni siquiera merece la pena hablar de ellos, porque aquellos que un día se colocaron la "medalla de amigo"ya no engañan a nadie , porque él se fue con las ideas muy claras, sabiendo quiénes en verdad, lo eran.
Aún con todo esto, me quedo con lo positivo. Y es que aún sabiendo todo lo que venía, no hubiera cambiado ni un solo momento de conocer a alguien que ha sido y será tan importante para mi. Porque aún desde ahí arriba me ha hecho los mejores regalos...Y he ganado nuevos amigos tan buenos y sinceros cómo él, y he ganado también, una familia, la suya que ya considero mía también...Y he ganado una lección increíble de coraje y de valentía.
Y también me quedo con los míos, con los de siempre, con los de antes y los de ahora...Con los que se han ido subiendo a mi lado en el vagón en el que viajo en el tren de la vida. Con los que son capaces aún de arrancarme una sonrisa, y no se cansan de secarme unas lágrimas que no se cuando se secaran. Me quedo con mi familia, de la que me siento tan orgullosa, con la de sangre y con la que voy formando a lo largo de la vida que es llamada Amistad.
Me quedo con los momentos al calor de una chimenea, o sintiendo el fresco del césped en mi piel en días de verano. Me quedo con un arco iris dibujando una sonrisa enorme en el cielo de un domingo de ramos. Me quedo con el lado creativo, que este año ha sido bien grande. Con ferias de diseño que no solo han servido para darte a conocer, si no para conocer. Me quedo con los reencuentros en una ciudad califal. Con las miradas, con las sonrisas, con una marcha que sigue emocionando cuando el cansancio intenta apoderarse de tu cuerpo. Me quedo con los abrazos largos y pausados, con los paseos por calles empedradas escuchando el arte de sus entrañas. Me quedo con la Luz.
Me quedo con la música. Con esa canción que me pellizca el alma cada vez que la escucho...
1 comentario:
Uffff, realmente grande, sentido y sin ninguna duda el corazón latiendo en tu mano.
Que nadie te toque nunca, y si alguien osa hacerlo que sea Dios, para seguir dándote esa manera tan especial y única de pellizcar los corazones...Felicidades
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