En eso quedó nuestro soñado Domingo de Pasión. En un sueño que por desgracia no se pudo hacer realidad. Un sueño del que todos despertamos de golpe, con un jarro de agua fría, nunca mejor dicho... Pero que bonito fue soñarlo!!! Eso no nos lo quitará nadie. Y es que nos hemos pasado todo un año soñando...soñando con calles llenas de incienso y cera. Soñando con un pasaje de la merced en el que no cabía un alfiler. Soñando con una ciudad teñida entera de morado. Soñando con un cortejo infinito y con un monte de claveles perfecto y un cirineo de rosas que te ayudaba a sujetar la cruz. Soñando con sones celestiales en el umbral de tu casa...
Y mientras soñabamos, limpiabamos plata, pasábamos las mejores navidades que puede desear nadie rodeado de los que más quiere... haciendo de constructores, pintores, electricistas... mientras haciámos un belén más nazareno que nunca. Mientras soñábamos preparabamos mil actividades y proyectos con toda la ilusión del alma de un niño. Un niño que un día, con el brillo de sus ojos, también soñó. Soñó con ser tu capataz, con ser tu nazareno, con ser tu acólito, con ser tu costalero... soñó con compartir tu PASIÓN en un Domingo y una Madrugá...
Cada uno tenemos nuestros propios sueños. Algunos se cumplen, otros nunca se sabe... pero es tan bonito soñar!!! Esta vez, el sueño fue una mágica noche en la que tuve todo lo que se puede pedir o desear a mi lado. Una noche de la que nunca quise despertar...
Y desperté....para seguir soñando con una madrugá de ensueño.
Para todos aquellos soñadores con los que comparto mis sueños...
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