lunes, 21 de marzo de 2011

¿Habrá sido un sueño?








Aún hoy me lo pregunto, y sigo soñando al ver estas fotografías. Y es que aunque no se vuelva a repetir, nadie nos podrá quitar este sentimiento, esta ilusión, estos momentos mágicos que hemos compartido todos estos días. Las horas de frío, de cansancio... Todo compensa con ver algo tan GRANDE cómo el simple hecho de poder honrar a Nuestra MADRE cómo es debido. Ojalá esto no fuera algo excepcional, ojalá las Iglesias abrieran sus puertas a todos, cómo Cristo las abrió. Ojalá no tuvieramos que rogar y suplicar para honrar a nuestros SAGRADOS titulares, a nuestras BENDITAS imágenes que nos acercan a Dios y a María a través de sus miradas. Viendo estas imágenes no comprendo tantas cosas...


Pero me quedo con lo positivo, con que algo está cambiando, con haber podido compartir con mi abuela, el gran pilar de mi vida, este momento tan especial, con que hoy, un día después, ha comenzado la primavera de la mejor de las formas posibles: El pequeño Alberto está de camino a la VIDA, porque su Madre, apostó fuerte, y mientras esperamos en familia la venida al mundo de un niño cargado de inocencia, me ilusiono con poder llevarlo de la mano a pregonar la MISERICORDIA, igual que llevé a su madre un día, igual que mi abuela me llevó a mi...

2 comentarios:

Mada dijo...

Emotiva y cargada de sentimientos puros esta entrada...Ese es el pilar de nuestra bendita locura, la tradición y la fe, encarnada en nuestros mayores y puesta en las manos de nuestros pequeños, así se perpetuará, si Dios quiere, tu locura, nuestra locura, nuestra Semana Santa hacia un camino de Amor, Misericordia y respeto debido hacia lo que consideramos pilares de nuestra vida, pilares de nuestra fe.
Felicidades y enhorabuena.

La_Crivi dijo...

Muchas gracias. Estas cosas son las que merecen la pena, las que te hacen ilusionarte. Creo que lo más bonito de nuestra bendita locura es poder compartirla con aquellos que más queremos, poder trasmitirla... Tú sabes muy bien la ilusión que hace enseñar esto,cómo un día nos lo enseñaron a nosotros. Ojalá el pequeño Alberto sienta algún día esta bendita locura cómo nosotros.