En estos tiempos, dónde no paramos de protestar por los recortes y las medidas que se están llevando a cabo en nuestro país, es cuando más cuenta me doy de lo afortunados que somos por el mero hecho de nacer en un país "del primer mundo".
Cuando mi hermana se fue hace un par de años a Benin (África) de labor humanitaria, aún no se imaginaba que la requetenombrada crisis afectaría a un sector tan importante como la sanidad. Tal vez, si no fuera por estas y otras fotografías que trajo de su aventura, no podría imaginar como es allí un hospital. Si, digo bien, un Hospital, es lo que veis en estas instantáneas.
Las condiciones de salubridad, como imagináis son mínimas. Allí no entienden de cerrar plantas, ni de quitar camas, ni de que los médicos cobren más o menos las horas extras. Allí, simplemente se lucha por sobrevivir.
No hay medios informatizados y los papeles se acumulan sobre las mesas. Los propios médicos tienen que ejercer a su vez de administrativos, de celadores, de enfermeros...
Las salas de espera son al aire libre (imaginaros estar esperando 3 horas a cerca de 50º C) y los paneles informativos son hechos de puño y letra.
Por eso, a pesar de que hoy España esté como está, pienso que somos afortunados. Que quizás no sabemos valorar lo que tenemos, pues lo vemos cotidiano y normal. Creo que entre todos podemos salir de esta crisis y empezar a construir un país aún mejor.
Por todos aquellos que realizan labores humanitarias voluntariamente, porque entienden, que a pesar de todo, tienen suerte de ser lo que son. Por los que ayudan sin esperar nada a cambio. Por los que han comprobado en su piel lo que es una verdadera crisis... Especialmente por mi hermana.
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