sábado, 14 de marzo de 2009

Prioste de Dios

Ayer fue un día en el que todos nos sentimos orgullosos de "ser del nazareno" Un día para disfrutar, para sonreir, para que ese nerviosismo se acabará convirtiendo en gloria en solo unas horas. Horas intensas, de ilusión, de nervios, de alegría, y sobretodo de trabajo. Anoche nuestro amigo Jesús Torres dio un pregón de los que hacen historia. A veces pensaba que se había metido en mi cabeza y en mi corazón para escribir con su pluma unos versos mágicos que expresaban todo nuestro sentir hacia "nuestro naza" y como no, hacia "nuestra mise"
Pero para que todo eso esté a punto, antes ha habido días de mucho trabajo, de limpiar plata en la casa hermandad, de quebrarse la cabeza para hacer unos pies para los ciriales, la cruz de guía o el estandarte, de ver que se pone en el bodegón o a quién pedir el atril. Trabajo y tesón que sólo están dispuestos a hacer los que llevan "la sangre morada" hasta en lo más profundo de su corazón.
Por eso hoy, Jorge, va por ti esta entrada. Porque si no fuera por ti, muchas de las cosas de esta gran hermandad, igual no llegaban a buen puerto. Porque no hay día en el que hable contigo y no tengas que ir a por unas placas, a hablar con las modistas, a limpiar plata o al guardapasos... Por todas esas horas de arduo y difícil trabajo, porque eres tan capaz de ponerte una cobarta negra para mandar la izquierda atrás o una morada para subir a un atril, como de coger un destornillador para colocar los faroles del paso. Porque demuestras que estar en una hermandad es mucho más que un día o dos al año y que no se te caen los anillos por trabajar como el que más. Por preocuparte de que cada viernes que te toca casa hermandad esté llena de tapas para que todos las comamos, aun costandote dinero de tu bolsillo, por ese pregón que diste tan joven, y por el brillo de tus ojos cada vez que hablas de EL.
Seguro que tus abuelos desde ahi arriba, tan cerca del Señor, están muy orgullosos de ti. Porque aunque a veces te quemes, tu paciencia y tu bondad hacia nuestro Nazareno, son infinitas y porque cuando le miras a la cara, o le pones con tanto mimo sus potencias o su cruz al hombro, se te olvida todo.
Gracias por tantas horas de esfuerzo, de trabajo y de dedicación, porque sin ser tu obligación, conviertes a esta en una de las más grandes hermandades de Civita Regia y sobretodo, porque pones al Señor en lo más alto.






3 comentarios:

Koke dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Koke dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Koke dijo...

Gracias...

"Los que miramos al Nazareno
y los que en su momento lo hicieron
sentimos algo tan grande
que no lo compra ni el dinero
por eso decimos tan fuerte:
¡¡¡Nazareno cuanto te quiero!!!"