Observar nuestra ciudad desde otro punto de vista, a veces, hace que te des cuenta de detalles que no aprecias aunque pases a menudo por el mismo sitio. La inmensidad de nuevos edificios, o las torres más altas de Ciudad Real, el predomiante color verde del parque de Gasset, son sólo algunas de las cosas que se pueden apreciar desde un buen ático.
Casi acariciando el cielo, y dándote un poco de vértigo si miras hacia abajo, pero con una sensación única de adrenalina, el sol dando en tu cara, y el viento penetrando en cada poro de tu piel... sensaciones que merece la pena vivir, y si es con buena compañía, mejor.
Me pregunto que tal se verán las estrellas ahí arriba...
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