martes, 25 de agosto de 2009

Día mágico en la Warner


















Ayer fue un día tan especial y mágico que no me hubiera gustado que se acabara nunca. Por unas horas volvimos a sentirnos niños cargados con la mochila de la ilusión y con un montón de sueños hechos realidad.
Siempre digo que los días especiales son para compartirlos con personas especiales, y ayer fue uno de ellos, perfecto desde el comienzo hasta el fin. Un puñado de emociones fuertes, aderezado con mucha alegría y sobretodo, sonrisas compartidas. Nuestras caras eran de felicidad, y no era para menos, ¡estábamos como en un cuento! Cada paisaje, cada decorado, es tan real... Por unas horas fuimos los amos del Oeste, tomamos té en la casa de Piolín y nos partimos de risa con Jerry. Entremedias, un montón de emociones fuertes, con forma de montañas rusas, mucha agua, y alturas de vértigo.
Al finalizar el día, un nudo en la garganta al despedirme de mi hermana y dejarla allí sola en esa ciudad que a veces pienso que me la está robando... En el coche, camino de vuelta, lágrimas, de ver que faltaba ella, pero felicidad por haberla tenido a mi lado en un día así, y en los que le precedieron de fiestas, porque ni siquiera la distancia ha sido ni será capaz de separarme de ella nunca, porque SIEMPRE ha estado y estará a mi lado, pase lo que pase.
Os quiero tanto que mis palabras son un minúsculo punto en la historia que un día empezamos a escribir, y que por suerte, se que no tendrá fin. Gracias por la magia que me regaláis con cada mirada, con cada sonrisa, con cada detalle y cada gesto. Ahora que el verano casi toca a su fin, os echaré de menos y daré gracias de teneros a mi lado, aún con la maldita distancia de por medio.
Porque la magia que ayer vivimos, no se rompa nunca, y sigamos compartiendo millones de días tan especiales.
OS QUIERO

1 comentario:

Fran dijo...

Quiero agradecer a la Guardia Civil su colaboración para poner su broche de oro a la fiesta...
¡Viva la Guardia Civil!
jejejeje