miércoles, 30 de septiembre de 2009

En ocasiones, los sueños que se hacen realidad

Histórico. Esa es la palabra que desde el pasado miércoles no se nos ha caído de la boca a todos los cofrades ciudadrealeños. En esta ocasión se hace más patente el dicho de que una imagen vale más que mil palabras, y sólo había que ver estos cuatro pasos en nuestra Catedral durante los cuatro días de celebración del Encuentro Nacional de Cofradías.
Cuando sonaba la campana de la Catedral avisando de que era la hora del cierre, todos apurabamos los últimos minutos, sin querer abandonar aquel lugar más mágico que nunca. Incluso hubieramos dormido allí si nos hubieran dejado. Ha sido un sueño hecho realidad, y aunque ni mi querida Misericordia ni mi Nazareno estaban allí presentes, de alguna manera los sentía a mi lado.
Los he visto estos días dentro de la Catedral en muchas ocasiones: en las lágrimas de emoción de la buena gente del Cautivo cuando cruzaron el dintel de la puerta de la Catedral el pasado miércoles. En la sonrisa feliz de la gente de la Esperanza mirando su palio embobados. En el brillo de los ojos de mis amigos de la flagelación cuidadando cada detalle de su Madre del Consuelo... Los he visto reflejados en el manto blanco de esa morena que nos preside y que estos días ha sonreído más que nunca cuando un pertiguero llamó a su puerta para cobijar a un Cautivo acostumbrado más bien a rinconcitos pequeños y que tuvo la dicha de tener el lugar preferente ante Ella.
He sentido a mi Virgen de la Misericordia en el olor a jazmín del palio de verde Esperanza y he sentido a Jesús Nazareno en el sabor a canela de la nube de incienso de los acólitos del Prendimiento. Los he sentido en el abrazo de los costaleros del Consuelo y en las lágrimas de un presidente casi extasiado. En el nerviosismo de los priostes para que todo estuviera a punto, en el de los vestidores y camareras para que sus titulares lucieran más bellos que nunca y también los he sentido en cada revirá mágica de un Cautivo que en Silencio supo Consolar y dar Esperanza a una ciudad entera.
Gracias a todos los que lo han hecho posible, porque me habéis hecho FELIZ.

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