lunes, 16 de noviembre de 2009

Un color, un ambiente y una luz especial








Después de buscar mi paraíso el sábado pude disfrutar de él. No podía ser en otro sitio que no fuera Sevilla, y si encima tengo la dicha de compartirlo con mi gente del alma, ¿qué más se puede pedir? Aunque siempre falta alguien (que me hubiera gustado compartir un día así con mi hermana, y también con alguno más de los que me hacen sonreír a menudo: Fran, Leti, Relea...) la sonrisa de felicidad no desapareció de mi cara en todo el día, aun agotada por lo intenso del día.
Y es que Sevilla, es mucha Sevilla. Nada mejor para cargar las pilas que una injección de energía positiva en esta ciudad, para mi, la más especial, la más bonita del mundo, y es que, como digo muchas veces, allí tengo un trocito de mi corazón.
Sus calles perfumando incienso aún sin ser cuaresma ni semana santa, sus rincones, el buen gusto con el que trabajan en las cofradías, la belleza de sus templos, de sus capillas, de su giralda que vigila una ciudad llena de magia.
Una ciudad especial, un día especial, y lo mejor de todo: lleno de vivencias con gente especial. Necesitaba saborear intensamente momentos dulces y mágicos.
Gracias a todos.



1 comentario:

Fran dijo...

Sevilla es un modelo cofrade, de arte y buen hacer...
Tú un modelo de amistad, sensibilidad y cariño.

Habrá muchas que disfrutemos...

Un besete grande, grande...