Impacientes esperábamos tu llegada. Saboreando los últimos pedazos de esas vísperas tan soñadas, tan llenas de magia mientras la cuenta atrás ya era ineludible. Casi no queríamos que se marcharan esos días, pero casi sin darnos cuenta, se nos fueron de las manos, entre sueños cumplidos, anhelos y plegarias para que el cielo estuviera radiante.
Pero no pudo ser. Empezó el sueño en un domingo de magia, de largas calles de adoquines y de esperas, de capirotes que querían rozar el cielo. Y nos sumergimos en él, esperando vivir lo soñado. Nos Despojamos de la rabia y nos llenamos de Amor. Entre palmas y olivos nos pareció ver una Esperanza. Los Ángeles también te soñaron con túnica blanca, trayendo Salud al mundo. Y así, cómo te había imaginado, compartiste conmigo tu Buena Muerte, tras esa Cena en la que la Amargura ya era fiel presagio.
Amaneció un lunes vestido de Redención, de beso traidor y de Rocío. Iban pasando las horas, entre el traslado de tu cuerpo inerte, y las Penas que se convertían en Tristezas para desembocar en un río cargado de Aguas...
Y a partir de ahí, Aguas derramadas que no tuvieron Misericordia, ni entendieron de Amor, ni de Piedad, ni de Consuelo... Sólo dejaron Dolor a su paso.
Dolor de no haberte podido disfrutar más, de no haberte podido ayudar a cargar con tu cruz. Dolor de ver cómo sin darnos cuenta se nos ha escapado de las manos otro año más, en el que los sueños fueron tan bonitos que no se pudieron hacer realidad... o quizás si. Dolor de que hasta el cielo no haya podido dejar de llorar en tantos días, ahogándonos con sus Penas, con su Amargura, y dejandonos una Soledad que no es fácil de comprender.
Y ahora...Comienza de nuevo la espera de la espera. El tiempo de gozo llega algo vacío esta vez, con el sinsabor de no creernos que haya pasado. Con la incertidumbre de no saber lo que vendrá. Con ilusiones mojadas que intentan secarse y reponerse rápido para poder de nuevo volver a SOÑAR.
1 comentario:
Qué lástima y que injusto después del tiempo que tuvimos con anterioridad a los días de gloria. El cielo quiso acompañar y ser testigo mudo de la tristeza y el dolor de la Madre y del Hijo. Y de nuevo a esperar... ya queda menos...
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