viernes, 23 de noviembre de 2012

Cuando la Fuente se convierte en Puñal


Nos atraviesa hasta el mismo alma. Aquella fuente de la que emanaba la vida, parece haberse secado, y en su lugar encontramos un puñal afilado que se clava en el corazón con un dolor desgarrador. Nada tiene sentido. Mil y un por qués a los que no se haya respuesta. No salen de la boca más que reproches. La oscuridad se adueña de todo y solo el silencio habla. 

Dolor hasta el límite, hasta dónde ni siquiera podías llegar a imaginar que dolía. Dolor de cuerpo y de alma, de desesperanzas, de desilusiones, de desánimo. El aliento ya es desaliento, y aquella palabra que lucía radiante, ahora está rota, y en su lugar, se hace grande otra, impotencia dice llamarse.

La Misericordia desapareció hace un tiempo, llevándose con ella a la Esperanza, dejando un vacío que nada llenará.

Y así, el inexorable paso del tiempo nos va dejando su huella. Y esperas desesperando, caminas con miedo a dar cada paso, con temor de no saber cómo de grande será la siguiente piedra con la que te topes. 

Pero sigues luchando, aún sin tener más escudo que tu alma, con la que te tienes que enfrentar a grandes puñales que la atraviesan. Te tiemblan las piernas para seguir en pie, y a veces crees desfallecer. Las fuerzas se vuelven débiles y no sabes ya de dónde sacarlas para continuar. 

Entonces, miras a tu alrededor, y piensas que cuando la Luz desaparece, cuando la fuente se seca, cuando el Dolor se apodera de todo... al menos, te queda el Consuelo de no sentir la Soledad de esta Amargura que tanto duele. 


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