sábado, 23 de marzo de 2013

Del Arenal a los Ángeles


Hace ahora un año, al escuchar crujir la rampa de un Salvador al pisar sobre ella una borriquita que se abría paso en una atípica noche, supe que el siguiente Domingo de Ramos sería diferente. Supe que no iba a ser el único año en el que no vería al de la túnica blanca del Arenal, que el próximo domingo no escucharía esos sones llegar a Molviedro, que no vería levantar a pulso la Paz en el Postigo con las notas de Rocío, que no habría abrazo eterno mientras Dolores y Misericordia se despedían de una placita solo iluminada por su candelería.

Supe que todo iba a ser diferente, muy diferente. Pero no imaginaba hasta que punto. La verdad es que nada hubiera deseado más que las cosas hubieran sido de otra manera. Que el motivo de mi despedida del olor a azahar en ese mágico día fuera como rogué. No ha podido ser, y creo que el resto de mi vida seguiré haciéndome la misma pregunta ¿por qué?

Hoy, afloran los sentimientos, las nostalgias. Las distancias se hacen más grandes, y las ausencias, cada vez más presentes. Hoy echo de menos aquellas horas de viaje con Lalo, mientras sonaba Bon Jovi y nuestras maletas iban llenas de ilusión. Echo de menos aquellos mensajes impacientes de Olga preguntándonos cuanto nos quedaba para llegar, y echo de menos a Rubén, nervioso en su primer Domingo de Ramos allí. Echo de menos las galletas príncipe, el compartir estampas con los nazarenos de la Paz o de San Roque ¿verdad Leti y Rele? Echo de menos los partes informativos de Saúl y Fran. Echo de menos a Miguel y a Almu esperando impacientes la más dulce de las Amarguras, a Pedro contándonos como sonaba el órgano de Omnium y echo de menos el mensaje de Javi despidiéndose y desearle la mejor de las suertes.


Pero así has querido que sea. Yo cumplo con mi parte del trato, y Tú, en cierta manera también lo has hecho. No voy a negar lo difícil que se me hace esto. Quince años son muchos, y se hacen pesados cuando la nostalgia invade tu corazón. Te seguiré viendo, con tu túnica blanca, pero esta vez entre ángeles. El olor a azahar se confundirá con el del blanco incienso que purifique tu paso y la calleja vieja será un pasaje por el que naveguen los sueños. Pero lo más importante, es que te veré rodeado por los míos, por los que te quieren, por los que ponen todo su corazón para que cada año te sientas menos Cautivo. Y te veré pasear con el mejor de los ángeles. Porque Tú solo llamas a los mejores a Tu lado.

Y se que sonreirá con la mirada, como él sabe. Se que estará al lado de Alberto cuando el peso de la trabajadera se haga más fuerte, ayudándole a levantarte hasta el cielo. Estará con Diego, transmitiéndole esa ilusión que derrama.Y al lado de Antonio, susurrándole los mejores cambios. Y estará al lado de Jorge, a los pies de un Nazareno que aguarda en el majestuoso San Pedro. Y estará bajo el capillo de Prado, en sus momentos de oración. Ayudando a María a organizar las filas, y al lado de Pablo cuando mande la izquierda atrás. Estará en esa primera, con sus compañeros. Y estará al lado de Javi, diciéndole si los ciriales se deben juntar o separar más.

Porque ya te soltaron las cuerdas que te ataban, porque ya no eres Cautivo. Estarás, detrás de cada uno, siendo un ángel de la guarda. 



1 comentario:

Fran dijo...

Grande Sonia. Grande y muy hermoso. Y sin duda el Señor hace que todo esto. TODO. Tenga un sentido extraño y sencillo. Que no captamos pero ahí está.
Lo disfrutaremos. Lo viviremos. Lo sentiremos muy dentro. Y a sus pies nuestra oración.