martes, 3 de mayo de 2011

De vuelta a casa


Cuando ya huele a albero y manzanilla, a cajón flamenco y volantes, os traigo otra nueva instantánea de esta semana santa. Pisando firme por el adoquin mojado, el cuál refleja imágenes fugaces que cómo tales, apenas nos han dejado saborear la magia, me encontré este bella estampa.


En callejuelas que sólo la ciudad mágica tiene, entre las que nos deja perdernos y saborear su historia, retazos de su pasado. Y que este año han quedado vacías de espigados capirotes, del silencio entre el ruán y el esparto, pero seguro que llenas de sentimientos cómo los que debían estar pasando por el corazón de este nazareno cuando volvía a casa de la mano con su pequeña, tras confirmar la dura decisión de no poder realizar su estación de penitencia.


Y de penitencia entiende Sevilla, la tierra de María Santísima. Tal vez porque la estación de penitencia más dura es la que no se hace, al menos, no en las calles, si en el interior de cada hermano, que, guardando su anonimato, inicia el camino de vuelta a casa... hasta el año que viene, si Dios y el cielo quieren.

No hay comentarios: