Hace mucho que no os traigo una de estas entradas entrañables, así que aquí os dejo hoy el llamado Cafetín de toda la vida (hoy Bar Quijote) dónde trabajó mi padre tantos años cuando yo era pequeña y se llamaba "Bar Alcudia"
Aunque reformado, sigue conservando ese sabor añejo, con una buena restauración de la fachada, y en su interior, la exposición fotográfica permanente nos hace volver al pasado con imágenes de la Ciudad Real del ayer. También es uno de los edificios con más sabor cofrade. ¡Cuántos proyectos o sueños se habrán hablado entre sus paredes!
1 comentario:
La verdad es que sigue siendo un rincon con ese regusto añejo, San Pedro al lado y esa casa sigue conservando ese romanticismo de lo clasico, de lo de siempre, desgraciadamente aquí hemos perdido mucho de eso...y como no perfecto decorado de fondo para tus geniales instantaneas. Magnifica serie de sitios con solera.
Un saludo
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