Siempre fue un hombre tan fuerte, que costaba mucho imaginarlo postrado en una cama. Por eso, creo que todos lo recordaremos siempre como lo que ha sido, un valiente que siempre ha mirado de cara a la vida, sin bajar la mirada.
Hoy es un día triste. Casi me cuesta creer que nos haya dejado. De Juan Carlos se pueden decir muchas cosas, y personalmente, nunca podría decir nada malo. Recuerdo con mucho cariño la etapa del "Día Cofrade" suplemento que él dirigía cuando apenas los medios de comunicación se acordaban de nuestra semana grande. Tuvo a bien contar con mi humilde aportación, que semanalmente le enviaba. También recuerdo ser invitada a alguno de sus programas de radio. Todo lo hacía con esa pasión que le caracterizaba. Y por supuesto, con mucho cariño, el que siempre me transmitió, y el que siempre le tendré.
Y como no, recuerdo aquellos ensayos de domingo por la mañana en el barrio que vio nacer un Cautivo. Y aquellas chicotás de una lanza que se clava en el costado a la vera de una placita.
Por todo esto, y aunque los últimos tiempos han sido demasiado duros, no se concibe una semana santa sin verle...
Hoy has realizado tu última chicotá. Sin duda la más dura para ti y los tuyos. Las palabras una vez más, se quedan muy pequeñas. Gracias, Juan Carlos, por ser siempre maestro dispuesto a enseñar, por transmitirnos tu pasión y tus sentimientos. Por el legado que nos dejas...Especialmente por mi amigo Ernesto, el que la honestidad la lleva por bandera, igual que la has llevado tu siempre.
Todo mi apoyo a los tuyos...Y a ti... Descansa en Paz, amigo.
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