viernes, 10 de julio de 2009

Ira

Ira. Ese fue el título que puse a ésta, una de mis primeras fotos "profesionales" que hice, durante mis clases del curso de fotografía. La hice de casualidad, a mi hermana, y al revelarla, bajo la luz roja del laboratorio y con la magia que supone el meter un papel en blanco en los químicos y ver como poco a poco va saliendo una imagen de la nada, me lleve una grata sorpresa. Un juego perfecto, al menos para mi, de luces y sombras, que encantó a mis compañeros y a mi profesor y gran maestro.
Quedé tan contenta con la foto que fue la primera que presenté a un concurso, a nivel nacional, y en mi primera exposición, la cúal constaba toda de fotografías en blanco y negro, pues hasta entonces, era lo que más había trabajado, ya que el color se empezaba a hacer en máquinas digitales, todas unas desconocidas aún por entonces.
A día de hoy, sigue siendo mi foto preferida, por todo lo que expresa, por todo lo que me transmite cuando la veo en la pared de mi cuarto, en tamaño gigante. Porque al no tener color, transmite más fuerza, más sentimiento...
Porque una mirada vale más que mil palabras.
Porque la Ira es un sentimiento más.
Porque la cara es el espejo del alma.
Porque hay miradas que matan.
Porque hay otras que perdonan la vida.
Porque hay imágenes que se quedan fijas en nuestra retina.
Porque hay miradas perdidas que sueñan con la felicidad eterna.
Porque el ojo humano es como un objetivo que tiene que medir la luz que entra en él.
Por la cantidad de cosas que podemos captar con solo una mirada.
Porque con una mirada podemos arrancar sonrisas... y lágrimas.
Porque nuestros ojos, a veces buscan encontrarse con los de esa persona especial.
Porque es imposible mentir o que te mientan mirandote a los ojos.
Por la cantidad de cosas, sentimientos, recuerdos, emociones y nostalgias, que puede transmitir una fotografía como ésta... Porque una vez más, hay cosas que no se pueden explicar con palabras...

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