viernes, 13 de abril de 2012

Estación de Penitencia


Tampoco esta vez pudimos mirarnos. Tú, desde lo alto, yo bajo el anonimato que me otorga el capillo blanco. No hubo saetas desde el balcón, ni misereres en el Camarin o la Merced. El pabilo no se estrenó, ni se consumieron los codales. No se agotaron las estampitas de los niños, ni pudiste visitar a esas monjitas buenas que con tanto cariño te cantan desde su puerta.

En cambio, fue la Madrugá más penitencial que recuerdo. La más difícil, la más profunda, y tal vez, la que nos invitó más a la reflexión. Estación de Penitencia en estado puro, aún sin salir de aquellos muros en los que tantos secretos nos hemos contado. Recogimiento del alma.

Duro... muy duro lo que viví, lo que sentí. Dolió más que nunca, como el frío que penetra en las entrañas y nos oprime el corazón. Afrontar que no era la mejor opción, si no la única. Buscaba tu mirada y ni Tú sabías bien por qué. Y aún así, los dos, Tú desde tu altar, y yo a Tus Pies, realizamos la más sentida ESTACIÓN DE PENITENCIA.

1 comentario:

Manuel Gutiérrez Aragón dijo...

no te preocupes Sonia que El te espera y tu a El.