¿Quien ha dicho que no ha llegado la Primavera? En mi familia el sol brilla resplandeciente desde hace exactamente un año. Un año en el que su sonrisa ha sido la nuestra, su mirada nuestro motivo de alegría, sus gestos nuestra razón para luchar. Un añito ya, y apenas parece un suspiro.
Mi pequeño aún no sabe soplar las velas, ni entiende de regalos, ni sabe qué se celebra hoy. Aún no entiende de maldad, ni de hipocresías, ni de ironías. Mi pequeño aún es pura inocencia, sigue teniendo esa piel suave a la que no quieres dejar de besar, y su único motivo de llanto es cuando se separa de su madre. Y estoy segura que cada año se renovará su inocencia, por muchos que pasen.
Aún no asimila quién es cada uno en la familia, nos extraña a veces. Pero sé que nos quiere. Y nos hace felices cuando aprende una cosa nueva, cuando te dedica una de esas sonrisas tan mágicas. No sabe decir Te quieros, pero nos llena de felicidad con su forma de querer, tan pura. No sabe caminar, pero nos lleva a todos de la mano camino de la alegría.
Mi pequeño crece deprisa, casi tanto como nuestro amor por él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario